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Exposiciones Fotografia, Madrid (España) - Detalles del Evento
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Luis López “Gabú”. Madrasas africanas
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La exposición “Madrasas africanas” nos traslada
lejos de nuestra realidad, al mundo de las escuelas coránicas africanas
donde la enseñanza del Corán es la base de la alfabetización. Nos
introducimos en ellas a través de las fotografías de Luis López “Gabú”,
realizadas en varios países africanos de influencia islámica. Junto al
trabajo fotográfico, se presenta un conjunto de tablas coránicas
escolares recogidas por el artista, algunas de las cuales han pasado a
formar parte de la colección del Museo Nacional de Antropología.
Las
fotografías son el punto de partida para la reflexión sobre la
educación en África, las dificultades que se presentan y los diversos
modelos educativos que existen. De gran valor artístico y
antropológico, los objetos que integran la exposición son testimonio de
una realidad que paulatinamente se está transformando. Contienen además
información de gran interés sobre distintos aspectos culturales de los
pueblos africanos.
¡Lee!
fue la primera palabra revelada al profeta Muhammad. Leer, escribir,
memorizar…son parte de nuestras primeras experiencias escolares y
constituyen la llave del mañana de toda comunidad. Un mañana que a
veces se esconde en espacios remotos y olvidados, como en el caso de
las escuelas coránicas y madrasas retratadas por Luis López “Gabú”,
cuyas fotografías conforman el núcleo de la exposición Madrasas
africanas. Un espacio normalmente vedado a la mirada del occidental, al
que ahora podemos adentrarnos, en silencio, para no interrumpir la
cadencia de las recitaciones ni el aplicado trabajo de los cálamos
copiando el texto sagrado de los musulmanes.
La
educación en África es el tema central en torno al que gira esta
exposición. Educar significa dar a las personas la oportunidad de
desarrollar su potencial y prepararlas para la vida diaria. Es un
instrumento clave para mejorar las condiciones de vida de los
individuos, lograr una utilización más ventajosa de los recursos
económicos y contribuir así a disminuir la pobreza en la que viven
miles de africanos. Consciente del valor de la educación, la ONU ha
impulsado la universalización de la enseñanza primaria como uno de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio y ha establecido un plazo de 15 de
años para alcanzarlo (2000 – 2015).
En
África el objetivo de la educación para todos parece difícil de lograr:
conflictos bélicos, enfermedades infecciosas o discriminación por
razones de género son los principales obstáculos que debe superar. A
ello se añade la coexistencia de diversos modelos educativos. Por un
lado una enseñanza pública laica, continuadora del sistema heredado del
periodo colonial europeo, aunque adaptado a la realidad cultural
africana. Por otro, la enseñanza religiosa, impartida principalmente en
madrasas y escuelas coránicas, fuertemente ligada a la tradición y
basada en la difusión de valores religiosos, sociales y culturales
islámicos.
En árabe madrasa significa “escuela”, “colegio”, “lugar de estudio”, y
se utiliza para referirse tanto a centros religiosos como laicos, sean
privados o públicos. Aunque a veces se confunden, los términos madrasa
y escuela coránica aluden a ámbitos distintos.
Las
madrasas ofrecen una enseñanza estructurada en ciclos y cuentan con
profesorado mejor formado. En ellas, además de la enseñanza religiosa,
los alumnos reciben conocimientos de Matemáticas, Física, Ciencias
Naturales, Derecho, Historia, Literatura Arábiga y, en ocasiones,
lenguas extranjeras, principalmente el inglés.
Las
escuelas coránicas (maktab), en cambio, apenas cuentan con recursos y a
ellas acuden los niños a leer, recitar y memorizar el Corán en el
idioma que fue revelado, el árabe. Bajo la dirección del maestro
(marabout), se inician en el conocimiento de los versículos o suras del
Corán y experimentan su primer contacto con el árabe clásico, una
lengua desconocida para la mayoría de ellos. El método de estudio
consiste en copiar en una tabla un texto escrito en papel y recitarlo
en voz alta hasta que se memoriza. Mientras no se haya aprendido un
versículo no se pasa al siguiente, entonces se borra lo escrito y
comienza de nuevo el proceso.
La
tabla de madera (alluha), el cálamo y la tinta son los únicos
materiales pedagógicos disponibles en muchas de las escuelas coránicas
del área rural. Con una función similar a la de nuestros cuadernos
escolares, las tablas son un testimonio vivo de ese difícil proceso de
aprendizaje. La desigualdad de la letra, las líneas torcidas, las
vacilaciones, los errores corregidos, las palabras borradas que se
resisten a desaparecer…todo ello nos recuerda a los sistemas
tradicionales de estudio en los que la memorización constituía una
parte importante de la enseñanza.
La
belleza de las tablas coránicas reside no sólo en su aspecto externo,
sino en que conservan la personalidad escrita de los niños que las
utilizaron. Son también un registro de ese periodo de esfuerzo y
dominio de destrezas característico de la etapa escolar. Usadas hasta
fracturarse, cosidas con grapas y guardadas con orgullo una vez
concluida la enseñanza, las tablas coránicas transmiten una gran
emoción y representan el soporte del método tradicional de enseñanza
islámica.
En la
actualidad, las escuelas coránicas son muy criticadas por su
hermetismo, la mala formación del profesorado y por no adaptarse a los
cambios sociales, religiosos y políticos, especialmente los que afectan
a las mujeres. A pesar de ello se les reconoce el importante papel que
desempeñan en la lucha contra el analfabetismo, sobre todo entre los
sectores más pobres y marginados.
Las
fotografías de Luis López “Gabú” fueron tomadas durante los últimos 10
años en varios países africanos de influencia islámica, desde Guinea
Bissau hasta el Magreb, pasando por Mauritania, Senegal, Malí, Somalia
y Etiopía. Son el resultado de un trabajo lento y paciente, en
ocasiones arriesgado, y abordado siempre en solitario, lo que permitió
a su autor ganarse la confianza de los líderes religiosos y poder
acceder así a las escuelas. Un proyecto profesional y, sobre todo,
personal, muy meditado y sentido por su extensión en el tiempo. Como el
propio fotográfo declara, el respeto y la lealtad fueron sus pautas de
trabajo, y eso es lo que desprenden sus fotografías. Unas fotografías
de gran belleza visual, de fuertes luces y sombras que dignifican estos
lugares. Junto al trabajo fotográfico, Luis López “Gabú” recogió un
amplia variedad de tablas coránicas, de las cuales una cuidada
selección se presenta en esta exposición. Algunas de ellas han pasado a
formar parte de la colección del Museo Nacional de Antropología.
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