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Ojo de pez 05: documentary photography

Fotógrafo/s: Misha Kominek, Matías Costa, Mienke Klunder, otros

Autor/es texto: Silvia Omedes, Javier García Puerto, Fernando Casado, otros

Precio: 10,00 € / 12,17 $

Detalles

Fecha Edición: 2005
Lugar Edición: Madrid
Idioma: Español, inglés
Páginas: 146 p.
Ilustraciones: B/N, color
Encuadernación: Rústica
Dimensiones: 30 cm.

Comentarios:
(…)”Gracias a Misha Kominek, un fotógrafo polaco interesado en comunidades que sufren el olvido político y económico en grandes ciudades, descubriremos por primera y última vez en Barcelona un barrio a punto de desaparecer, La Catalana. ¿Cuántos barrios y personas habrán desaparecido físicamente ante nuestros ojos sin haber sido vistos? Uno se pregunta con cierta frustración viendo estas imágenes porqué desaparece precisamente lo que nace y se hace a escala humana y nos mantiene en contacto con la naturaleza. ¿Quién decide que es lo que se debe priorizar en una ciudad y por qué?¿Quién puede imaginarse un mundo mejor sin ver árboles desde la ventana, sin oler a tierra mojada tras la lluvia y sin niños jugando tranquilamente en la calle?
La fotografía documental elaborada con tiempo y en profundidad ha sido en numerosas ocasiones testimonio de muchas realidades que hubieran sido invisibles para nosotros. ¿Sabíais que 250.000 indígenas mayas murieron torturados y masacrados en los años 80 en Guatemala por la dictadura militar y que la justicia aun no ha procesado a ningún culpable? ¿No os preguntáis como puede ser que los medios de comunicación internacionales no hablaran de ello? Miquel Dewever-Plana expone a la luz parte de esta verdad silenciada desde hace más de 25 años a través de su reportaje La verdad bajo la tierra. Dos años recopilando testimonios de familias víctimas nos abren los ojos a uno de los genocidios más salvajes del siglo XX después del genocidio nazi.
¿Cuánto más podemos descubrir de nuestra sociedad con tan solo observarla detenidamente? Las mujeres ataviadas con pieles de animales salvajes de Nienke Klunder a la salida de una iglesia en el norte de Italia se sienten más cómodas si no muestran la cara cuando se les pide ser fotografiadas.
¿Qué temen? Qué extraño sentimiento de auto protección estando tan cubiertas… ¿Si los símbolos de poder social no nos hacen más poderosos porqué nos rendimos a ellos? Observemos más. Cientos de hombres aglutinados en la feria del sexo en Barcelona desean captar con sus cámaras un trozo de carne femenina para llevarse a casa. Santiago Garcés retrata la avidez de sexo en la capital del diseño. En este caso y en cueros, ellas sí se sienten seguras. Consumidores voraces con teleobjetivos las convierten en tangibles de lo más deseado y a ellos mismos en los verdaderos protagonistas de la escena.
La fotografía documental puede captar lo más esencial y personal de nuestras vidas y ser reflejo de muchas otras. Los transexuales documentados por Paola de Grenet son un ejemplo de ello. Cuánto poder tienen las imágenes cuando nos muestran lo más íntimo de una vida y ello tiene mucho en común con la nuestra.
La fotografía nos permite identificarnos con la realidad y ser reales. Otro ejemplo: nos da miedo hacernos mayores, es cierto. Nuestras familias y la sociedad en general probablemente no sabrá como manejarnos cuando pasemos a ser seres dependientes no productivos pero, ¿no es un gozo y una tranquilidad comprobar que hay grupos de mayores de setenta, los abuelos de Tigre 27 de Antoine Passerat y los del Casal de Siracusa en Gràcia, activos y curiosos, que bailan juntos y hacen fotos? Estos grupos de ancianos evidencian la alegría de estar vivos y nos contagian.
¿Acaso no es un privilegio acceder a las diferentes verdades, personales, subjetivas siempre humanas a través de autores sensibles, curiosos, informados, responsables y con capacidad crítica? ¿Y descubrir que la verdad no es global, ni homogénea y que al contrario, la vida está repleta de pequeños submundos reales, concretos y a nuestra medida? Dejemos que ellos invadan nuestras retinas…”